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Religiones Afrocaribeñas

Hoy en día, el movimiento rastafari desempeña un importante papel socio-político en Jamaica lugar de origen- y en otras islas del Caribe. Parte de la filosofía del jamaicano Marcus Garvey (1914-1940), quien enfatizó en la superioridad del negro en la sociedad e impulsó el movimiento con una profecía: "Mirad a África, un rey negro será coronado, porque la liberación está cerca". Garvey transmitió a los negros de todas partes del mundo su creencia de que África era la tierra ancestral y que a ella, debían regresar.
El rastafarismo se inició con la depresión de 1929, cuando cerca de 20 000 jamaicanos regresaron a su tierra al terminar sus contratos de trabajo en Cuba y Panamá. El impulso de este movimiento comienza con tres repatriados: Leonard Howell, Archibald Dunkley y Joseph Hibbert, quienes, por separado, empezaron a propagar la divinidad de Haile Selassie, coronado emperador de Etiopía. Según la interpretación bíblica, éste era el representante de Dios en la tierra y quien organizaría la repatriación de los exiliados a África.
Con la promulgación de Selassie anteriormente llamado Ras Tafari Makonen- como emperador de Etiopía en 1930, la primera parte de la profecía se había cumplido. Sin embargo, a pesar de la aceleración de los sucesos políticos de África, la situación del continente no permitió el reasentamiento desde Jamaica, sólo pudo haber una especie de repatriación espiritual.
Así, en el año 1930, se formó el movimiento Rastafari tomando en cuenta las ideas de Garvey. Su orientación política estaba dirigida, esencialmente, a no aceptar la ideología de la clase dominante. El rastafarismo postula cuatro ideas fundamentales: la repatriación, la superioridad de los negros, el reconocimiento de Jah Rasta, (el espíritu que todos poseen) y las conexiones históricas con los hijos de Israel.
Los rastafaris incorporan una combinación de religiones africanas y de narraciones del Antiguo Testamento. Piensan que son reencarnaciones de las tribus perdidas de Israel, y que su redención se producirá cuando llegue el éxodo hacia África guiados por Dios (Jah). Allí será el cielo en la tierra y los negros tendrán la superioridad sobre los blancos, que habrán de servirles. Se trata de un culto religioso-político, pues los adeptos están interesados no solamente en el mejoramiento de su posición espiritual, sino también en la subversión, la violencia y la lucha por el poder. A partir de aquí se dividen en dos grupos: los políticos y los religiosos. Los políticos se interesan, esencialmente, por las vías de retornar a África y las formas para obtener su nacionalidad. Los religiosos, por su parte, critican a los políticos por ser ambiciosos e individualistas.
La ideología rasta no acepta la homosexualidad; considera que no es natural este tipo de relación y que por eso Dios creó al hombre y a la mujer, quien no está capacitada para identificarse con las máximas del movimiento. Los rasta son antifeministas, están contra el aborto y piensan que la natalidad se debe aceptar como la voluntad de Dios. Desaprueban además los métodos anticonceptivos y afirman que un miembro de su grupo no tiene una conducta responsable hasta que tiene un hijo.
Por otra parte, son fuertes adeptos a la ganja (mariguana), que usan en sus ceremonias religiosas y en la cotidianeidad: "... es un elemento que fortifica el cuerpo y el alma". La ganja es tan respetada que los rasta se lo dan a los recién nacidos en forma de té el primer día de vida. La conciben como un medio para superar la enfermedad y la muerte. En las iglesias funciona como incienso de Dios y la queman para adorarlo. Creen que la ganja -que es una droga de habituación más que de adicción- es menos peligrosa que el licor. El hecho de que esta droga sea ilegal en la mayoría de los países, ha contribuido a la reputación negativa que, generalmente, tienen los rastafaris.
Por otro lado, usan el llamado estilo dreadlocks que significa rizos de miedo originario de las tribus salvajes de Etiopía y Masai. Generalmente se cubren el cabello con gorros tams tejidos con los colores de la bandera de Etiopía: verde, amarillo, rojo y negro. Para ellos estos colores tienen un gran valor simbólico e incluso mágico. Indudablemente su estilo los distingue en la sociedad, de tal manera que, en ocasiones, demuestran un apasionamiento por la estética de la fe.
Los Rastafaris forman comunidades urbanas y cooperativas agrícolas, donde cultivan marihuana y vegetales. Muchos son vegetarianos o simplemente no comen cerdo ni beben alcohol.
La aguda explotación y la opresión cultural han sido causas originarias del movimiento, el cual es una expresión de profundo descontento social que se transmite a través de la música, el arte, la pintura y otros valores culturales.
Así, uno de los elementos más distintivos de este credo y que más ha trascendido en el marco de la cultura, es la música reggae que, en los inicios, era utilizada en las reuniones religiosas. Sin embargo, luego se convirtió en la expresión del enfado y de las ideas sociopolíticas de sus adeptos. A partir del éxito que adquirió este estilo en Estados Unidos, Inglaterra y Europa, los rasta lograron un mayor respeto. Uno de los grandes representantes de esta música fue Bob Marley, quien sin duda alguna marcó un hito en la música contemporánea.
El reggae, música religiosa y que trasluce el resentimiento social, tiene como temas principales la crítica a las desigualdades históricas de Jamaica basadas en la estratificación del color de la piel, la negación de una herencia africana y la imposición de una cultura occidental que los grupos rastafaris se niegan a aceptar. Sobresale en el reggae, el orgullo racial, un afianzamiento de sus raíces, el desprecio hacia el blanco y el mulato. Se perfilan además, problemas tanto de identidad cultural como de clase social.
Bob Marley es quien le da proyección internacional al reggae. En la década de los años 70 graba un disco, donde los temas principales giran en torno a la injusticia, el racismo, la lucha pacifista de los negros. Así, se convierte en el cantor de esperanza del movimiento y de todos aquellos que no conciben un mundo desigual.
El rastafarismo es una expresión socio-religiosa afianzada hoy en varias islas del Caribe como Jamaica, Cuba, República Dominicana, entre otras. Sus adeptos, comprometidos con su credo, constituyen una de las tantas de expresiones culturales caribeñas que sintetizan o, mejor dicho, aúnan la esencia de la historia de estos pueblos sometidos hace más de cuatro siglos.

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